Vida Consagrada
El seguimiento de Cristo en la práctica de los Consejos evangélicos constituyen en la iglesia un estado de vida, la vida religiosa, caracterizado por el abandono o separación del mundo. Este estado de vida se fue distinguiendo del de los fieles que permanecían en las condiciones y actividades del mundo y que por eso se denominan seglares.
El calificativo de secular atribuido a los Institutos Seculares: tiene una connotación que podríamos llamar negativa: no son religiosos, ni se les debe aplicar la legislación propia de los religiosos; pero el significado que realmente interesa y que los define en su vocación específica es el positivo.
La secularidad expresa tanto una condición sociológica, el permanecer en el mundo, como una actitud de compromiso apostólico con atención a los valores de las realidades terrena que han de ser impregnadas de espíritu evangélico.
Por la consagración, los institutos seculares son reconocidos entre los institutos de vida consagrada, pero su característica de la secularidad los diferencia de cualquier otra forma de instituto.
La fusión de la consagración y del compromiso secular en una misma vocación confiere a ambos elementos una nota original:
· La profesión plena de los consejos evangélicos logra que la unión más íntima con Cristo haga muy fecundo su apostolado en el mundo.
· El compromiso secular da a la profesión misma de los consejos evangélicos una modalidad especial y estimula hacia una autenticidad evangélica cada vez mayor.